LA MEDICINA ANTIGUA

LA MEDICINA ANTIGUA
Manuel José Montero Vizcaino



Hoy solamente es quimera
aquellos remedios pioneros,
que daban nuestros abuelos
muchos de preparación casera,
otros comprados afuera
a veces poco agradables,
algunos eran tomables
de plantas ya muy escasas,
cultivadas en las casas
para alivio de los males.

Cuando daba dolor de barriga
se tomaba Hierbabuena,
también machacaban verbena
con un tanto de sal diluida
era una fórmula efectiva
para sacar la raíz del mal,
sí parásitos quería expulsar
un collar de ajo morado
con hilo bien amarrado
del cuello lo hacían colgar.

Para la fiebre y su cura
se tenía el mejor insumo,
baños de hojas de Guarumo
sin contraindicación ni censura,
aplicaban a toda criatura
hasta el cuerpo reponer,
sí pálido se lograba poner
por bajos glóbulos rojos,
diagnosticaban mirándole el ojo
y cañandonga le hacían comer.

Otro también recordado
para la gripa o la tos,
o cuando se opacaba la voz,
blanco y con sabor a pescado,
nos daban casi obligado
Emulsión de Scott en cucharada,
su olor a pocos gustaba
pero era la mejor solución,
para limpiar el pulmón
de la flema que quedaba.

Para cada enfermedad
había una receta ajustada,
con sabiduría incorporada
sin límite de peso ni edad,
existía un remedio eficaz
el cual cuando se tomaba,
a algunos vasca les daba
de nombre Aceite Laxol,
para lubricar el mejor
pero feo si se eructaba.

Al pálido y barrigón
le daban Piperacina,
una efectiva medicina
tomada sin contemplación,
parásitos salían por montón
quedando bien limpiecito,
y para aumentar apetito
un remedio que hoy no dan,
el reconstituyente Forzán
lo dejaba nuevecito.

Donde salía un nacido
untaban ungüento Caraña,
que sacaba desde la entraña
todo lo allí contenido,
luego suavemente exprimido
salía toda la afección,
con una tapa soasá de limón
o mascá de tabaco amasada
y muy bien ensalivada
de un fumador conversón.

Si a usted le daba una agriera
y la cosa se ponía pelúa
un par de Sal de Frutas Lúa
era la solución verdadera,
una fórmula certera
que hoy los médicos no dan,
si el problema era de afán
por una fuerte diarrea,
le daban pa' calmar la blandea
Alkaseltzer en Kola Román.

Cuando había dolor de oído
una cura comprobada,
hojas de orégano machacada
de la cual se extraía un fluido
que aplicaban al dolido
y el alivio se sentía,
Ron Contra también esparcían
si la fiebre no dejaba dormir
y con una toma de Toronjil
roncaba hasta el otro día.

Para mitigar el calor
o después de una afeitada,
anteriormente se usaba
refrescante Menticol,
era el único y mejor
aire acondicionado
del pobre o también el llevado,
con Veramón o Mejoral
el dolor podía encontrar
un enemigo apropiado.

En esa época ancestral
sí un fuerte golpe sufría,
de inmediato se ponía
pa' el chibolo rebajar
Árnica y un poco de sal
o agua de azúcar un bazo
que pueda en un solo paso
muy cómodo y a la mano
en el tiempo más cercano
aliviarle el cipotazo.

Además de aplicación corporal
se tenía también tratamiento,
para el mal comportamiento
cuando el tema era mental,
los viejos solían aplicar
la mejor psicología
para la necedad y grosería
unos cuantos latigazos,
o un par de chancletazos
alineaban su mal cría.


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