VALORES Y TRADICIONES DEL AYER

VALORES Y TRADICIONES DEL AYER

Manuel José Montero Vizcaino

* Foto tomada de Internet

Qué bueno es hoy recordar,
aquellas costumbres de antaño,
que al transcurrir de los años,
tiende la gente a olvidar,
será difícil rescatar,
en las condiciones actuales,
aquellos buenos modales,
símbolos de la decencia,
hoy es común la imprudencia,
y del pudor poco se sabe.

El respeto y la cortesía,
son valores fundamentales,
que en los momentos actuales,
se extinguen en demasía,
costumbres que se extendían,
entre niños, hombres y mujeres,
nos imponían sus saberes
con cariño y simpatía,
y cada generación transmitía,
obligaciones, derechos y deberes.

Las reglas de urbanidad,
que enseñaban en la escuela,
hoy son solo quimera,
carentes de legitimidad,
se añora en su totalidad,
el catecismo de “Astete”,
ese libro referente,
de respeto al Dios que guía,
muy juicioso uno seguía,
y casi toda la gente.

Al reunirnos en la mesa,
y antes de empezar a comer,
a Dios se debía agradecer,
por darnos salud y fortaleza,
llenos de humildad y grandeza
la familia allí compartía,
lo que en el hogar sucedía,
con respeto y devoción,
haciendo fuerte la unión,
que no se ve hoy en día.

Cuando hablaban los mayores,
los niños no debían escuchar,
y menos interpelar,
ni expresar sus opiniones,
por estas añoradas razones,
prevalecía la prudencia,
símbolo y también esencia,
de respeto a los demás,
valor que en esta sociedad,
ya se encuentra en decadencia.

La urbanidad de Carreño,
para entonces obra cumbre,
de normas, etiqueta y costumbres,
hoy con nostalgia es un sueño,
en la escuela con empeño,
se expresaba a viva voz,
las obligaciones con Dios,
y también con la sociedad,
a nuestros padres lealtad,
como un bien superior.

Sin reglas ni dogmatismos,
la lealtad a la Patria era constante,
el amor a nuestros semejantes,
y también a nosotros mismos,
se condenaba el racismo,
que en el mundo de hoy no veo,
se practicaban normas de aseo,
y los “Deberes respectivos”,
para abuelos, padres e hijos,
cómo el máximo trofeo.

Es digno de resaltar,
cuando una visita llegaba,
con una sutil mirada,
pa´ el patio tocaba arrancar,
no sé podía protestar,
lo que lograba impedir,
que el niño pudiera decir,
la verdad sobre la cosa,
y que una mentirita piadosa,
llegara a tener un mal fin.

Como un gesto muy sincero,
y una señal de respeto,
los hombres de ese momento,
se quitaban el sombrero,
era una medida y racero,
de estirpe y también nobleza,
hasta pa´ sentarse en la meza,
lo hacían con mucha frecuencia,
en una señal de decencia,
y también de gentileza.

No había clínicas ni hospitales,
solo en el pueblo existía,
un curandero que hacía,
remedios pa´ todos los males,
con saberes ancestrales,
tomadas de la naturaleza,
curaban con mucha certeza,
con plantas medicinales,
que para las enfermedades,
preparaban con destreza.

Menciono aquí el Toronjil,
la Ruda y la Yerba Buena,
mi madre y también mi abuela,
le solían a uno servir,
de acuerdo con su decir,
el Guandul y el Guarumo,
y el jarabe de totumo,
terminaban gripas severas,
sin que un médico lo viera,
nos daban en fuerte sumo,

Los años eran más largos,
y entre navidad y navidad,
se sentía una eternidad,
para esperar los encargos,
muchas veces con retardo,
uno en papelito escribía,
que inocentemente hacía,
para la inolvidable noche,
con resignación y sin reproche,
al amanecer recibía.

El 25 de diciembre temprano,
los niños salían a jugar,
y sus regalos mostrar,
a los amigos cercanos,
era un momento bacano,
de emoción indescriptible,
apenas hoy perceptible,
la añoranza del ayer,
que tienden a desaparecer,
y solo el recuerdo revive.

La mujer de aquellos tiempos,
no se atrevía a enamorar,
ni su emoción expresar,
al hombre de sus sentimientos,
y solo esperaba el momento,
que un osado se le acercara,
a veces se limitaba,
a escoger entre pocas opciones,
de aquellos escasos varones,
que burlaban su celosa cuidada.

Con una imaginación completa,
jugábamos en luna llena,
la “escondida” y la también la “lleva”,
el “trompo”, “yoyó” y “cometa”,
la “cuarta”, el “cuco” y “ruleta”,
juegos de aquel pasado,
que el internet ha acabado,
en reprochable adicción,
hoy vemos en una reunión,
cada uno por su lado.


PD:

Pienso que esta fuera otra realidad, si tomáramos algunas cosas positivas del ayer para consolidar nuestro reservorio de actuaciones en la dinámica y turbulenta sociedad de hoy.

No es que esté haciendo apología a la expresión popular "todo tiempo pasado fue mejor", pero considero que algunos valores y principios deben perdurar como base sólida de la unidad familiar y de la convivencia entre nosotros.

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