MI PRIMERA FELICIDAD PATERNAL

Un 27 de febrero, en ese hermoso trasegar de mi existencia, surgió un nuevo amanecer; el horizonte se iluminó y hasta las resplandecientes azucenas de verano florecieron en un espectáculo multicolor con la llegada de mi primogénita; un niña tierna pero de carácter fuerte. 

Su llegada fue ansiosamente esperada, precedida de la expectativa que generaba la condición limitante de la época en donde solo la tradicional predicción basada en la experiencia se constituía en la única fuente del saber, con la natural incertidumbre que lleva consigo toda premonición. Pero por fin llegó. Nació para partir la historia entre la ilusión y la realidad y escribir un nuevo capítulo rebosante de gozo.

Ser portadora de la condición de mujer, de primera hija, nieta y sobrina del clan Montero Vizcaino, se constituyó para la familia en un acontecimiento especial en el ocaso del siglo pasado, erigiéndose como el epicentro sobre el cual giraba la felicidad. Ella se convirtió en el primer regalo que nos dio el creador materializado en la mujer que decidió unir sus sentimientos a los míos en un hermoso mar de ensueños. Y así como confluyen las ideas a cerca de un propósito común, se decidió llamarla Naybis Milena.

Hoy en tu cumpleaños hija, deseo que Dios te conceda lo mejor de la vida: salud, amor y felicidad. Que todos tus proyectos, sueños e ilusiones se hagan realidad y que en unión de tu hijo Juan Manuel y tu compañero Juan Carlos, puedan construir un proyecto de vida sólido y perdurable.

Tu padre que te ama, MANUEL JOSÉ MONTERO VIZCAINO.