LA GESTIÓN DE LAS EMOCIONES

LA GESTIÓN DE LAS EMOCIONES

Manuel José Montero Vizcaino

* Foto tomada de Internet

El mundo está dominado por dos dimensiones del ser humano en esencia complementarios, pero en ocasiones opuestos: la RAZÓN y la EMOCIÓN. Toda decisión o actuación generalmente tiene como fundamento estas dos facultades del cerebro en proporciones diferentes, lo que determina el estilo de cada persona y su forma de actuar.


Cuando en respuesta a una situación u oportunidad hay dominio de la RAZÓN, las decisiones tienden a ser más cautelosas, calculadas, metódicas, perfeccionistas y en ocasiones frívolas; por lo general, con mayor asertividad en el resultado aun cuando la respuesta sea menos rápida.

Por el contrario, cuando en los impulsos o decisiones predomina la EMOCIÓN, la reacción generalmente es más ágil, se aprende y desaprende con mayor rapidez y se asumen riesgos más altos aumentando la vulnerabilidad a la equivocación.

Es posible entonces pensar que las acciones o decisiones inteligentes deberían tener un alto contenido de esa EMOCIÓN que le da fluidez y vitalidad a lo que hacemos, sin dejar a un lado la RAZÓN como fuente capaz de depurar y moldear las exageraciones de la EMOCIÓN.

En ese sentido, la gestión de emociones a través de la reflexión se constituye como el equilibrio perfecto para guiar nuestras actuaciones.

Pregunta para reflexión:

En sentimientos como enamorarse o en decisiones como casarse, divorciarse o endeudarse, ¿Cuál de estas combinaciones entre RAZÓN y EMOCIÓN tiene predominio?

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