VIVENCIAS EN CORRALEJA: ANÉCDOTAS DE MI PUEBLO

VIVENCIAS EN CORRALEJA

Anécdotas de mi pueblo

Manuel José Montero Vizcaino


* Foto tomada de Internet

Mi querida tierra natal 
como es su ancestral costumbre
en cada inicio de octubre
se prepara para celebrar
la fiesta tradicional patronal,
de su santo San Luis Beltrán,
a las cuales muchos van,
a disfrutar sus encantos,
otros paisanos, entre tanto,
por su ausencia brillarán.

Recuerdos poco recientes
de anécdotas muy hermosas,
a la vez también curiosas
que perdurarán en mi mente,
traídos del pasado al presente
como pasó en una corraleja,
que dejó la gente perpleja
cuando salieron raudos a plaza
dos toros bravos de raza
para cortar rabo y oreja. 

En esa época contaba
con apenas ocho años
de ese primer peldaño
de mi hermosa infancia pasada,
flaco y desgarbado estaba
pero de uno u otro modo
disfrutaba a mi acomodo
lo que el pueblo nos ofrecía
y sin pensarlo ese día
me fui a la corraleja solo.

Al ver llenas las gradas
decidieron en forma pareja,
tirársele a la corraleja
preciso por donde yo estaba,
con 800 kilos en embalada
y una inusual certeza,
fue tanta la fortaleza
que la corraleja al suelo cayó,
y desde lejos se les vió
su malsana y feroz braveza.

Cuando estaban cerca los toros
solo se me ocurrió correr,
buscando la situación resolver
en el más cercano recodo,
bajo la vista de todos
mugían bravos detrás de mí,
y seguían corriendo allí
como fieras desbocadas,
por las calles empedradas
buscando los dos huir. 

En esa inolvidable corrida
al ver que me iban a alcanzar,
a mi se me ocurrió recostar
a una cerca vieja y podrida
casi en el suelo tendida
de la vieja casa de “Nacha”,
la cual reflejaba una racha,
de difíciles momentos,
vividos en aquellos tiempos
que hoy poco se relata o tacha. 

En una de las ensenadas
de esa cerca en forma de "S",
y sin pensarlo dos veces,
logré de manera acertada,
recostar mi figura extenuada,
cual flaco y lánguido fui,
por instinto de conservación recurrí,
a lo único que por mi mente pasó,
cada bestia furiosa lanzó,
su embestida malsana hacia mi. 

Pero así lo quiso el destino
que las fieras no me cornearan,
para no dañar la jornada
de una tarde que casi arruino,
siguieron raudo el camino
rumbo hacia Manizales,
la finca de los animales
que Sinforiano había donaado,
con mucha voluntad y agrado
lo mejor de sus corrales. 

Después de pasar los malvados
y cuando ya volvió calma,
tratando de consolar mi alma
asustada y sin amparo,
me llovieron muchos helados
y todo lo que allí se vendía,
la gente a mi lado acudía
tratando el susto quitarme
y así poder consolarme
del mal momento del día.

Afortunadamente Dios permitió
que mi madre no se enterara
se mantenía en su costura ocupada,
y cuando la noticia le llegó
asustada y confundida corrió
pero ya los toros se habían ido,
al llegar al sitio referido
ella llorando exclamó,
"hijo mio ¿qué te pasó?"
madre, de milagro estoy vivo.


Más anécdotas de Bellavista: Aquí

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La poesía es:
decir las cosas de una manera hermosa y describir la vida sin límites ni medida.